domingo, 10 de noviembre de 2024

TEOLOGIA DE OSCAR CULLMANN

 

Biografía de Óscar Cullmann (1902-1999)

Óscar Cullmann nació en 1902 en Estrasburgo, una región de Alsacia que en ese momento formaba parte de Alemania y que después de la Primera Guerra Mundial pasó a ser territorio francés. Desde muy joven mostró un interés profundo por las lenguas clásicas, lo cual lo llevó a estudiar en la Facultad de Teología Protestante entre 1920 y 1924. Durante estos años, destacó por su precocidad intelectual y culminó su carrera con un trabajo excepcional sobre el sentido y las formas de la tradición de los evangelios en 1925, a la temprana edad de 23 años.

Después de graduarse, Cullmann continuó su formación en París, donde vivió de 1925 a 1926. Allí estudió con figuras teológicas relevantes de la época, como Maurice Goguel y Alfred Loisy. En 1926, regresó a Estrasburgo para dirigir los estudios del Thomas-Stift (un seminario teológico) y comenzar a impartir clases de griego en la universidad. En 1928, presentó su disertación sobre el trasfondo gnóstico y judío de las Pseudoclementinas, obra que marcaría de manera significativa su enfoque teológico posterior.

Durante el periodo de 1930 a 1938, Cullmann enseñó Historia de la Iglesia antigua y Exégesis del Nuevo Testamento en la Facultad de Teología Protestante de Estrasburgo. En 1938, se trasladó a la Universidad de Basilea, en Suiza, donde continuó enseñando esas mismas materias hasta su jubilación en 1972. Además de su labor en Basilea, impartió cursos como profesor invitado en diversas universidades, destacando su participación en París, tanto en la Escuela de Hautes Études como en la Facultad de Teología Protestante y la Sorbona.

Cullmann fue un teólogo de gran renombre, conocido por ser un ferviente promotor de la "teología de la historia de la salvación". Sus tres obras más influyentes son "Cristo y el tiempo" (1946), "Cristología del Nuevo Testamento" (1957) y "La salvación como historia" (1965). Estas obras establecieron las bases de su pensamiento y su enfoque sobre la historia como el eje central para entender la revelación y la salvación en el cristianismo. A través de ellas, se posicionó en un diálogo teológico con otros pensadores destacados del siglo XX, como Karl Barth y Rudolf Bultmann, formando un "triángulo hermenéutico" de gran relevancia para la teología protestante.

Su enfoque teológico se caracterizó por considerar la historia como un proceso lineal y no cíclico, afirmando que la historia de Jesús y su impacto en los discípulos eran fundamentales para comprender la fe cristiana. Cullmann veía en la historia no solo una secuencia de eventos, sino la manifestación concreta de la salvación divina en el tiempo, algo que contrastaba con la visión existencial de Bultmann y la trascendencia de Barth.

A lo largo de su vida, Cullmann buscó construir puentes entre distintas tradiciones cristianas. Siendo de confesión evangélica (luterana), se destacó por promover el diálogo ecuménico, tanto entre las distintas comunidades protestantes como entre el protestantismo y el catolicismo. Esto lo llevó a mantener una comunicación crítica y respetuosa con la Iglesia Católica, siendo un modelo de cooperación y entendimiento en un siglo marcado por divisiones teológicas y eclesiales.

Cullmann falleció en 1999 en Chamonix, Francia, dejando un legado duradero en el ámbito teológico. Su pensamiento sigue siendo estudiado y valorado por su contribución a la comprensión del cristianismo como una fe profundamente arraigada en la historia y comprometida con la realidad humana.

El Pensamiento Teológico de Óscar Cullmann

Óscar Cullmann (1902-1999) fue un teólogo cristiano del siglo XX, conocido por su enfoque innovador en la teología de la historia de la salvación. Su pensamiento teológico destaca por su énfasis en la importancia de la historia como el marco en el que se manifiesta la revelación divina y la salvación de la humanidad. A lo largo de su obra, Cullmann se centró en presentar la historia no solo como un contexto temporal sino como un componente esencial y dinámico de la experiencia cristiana.

1. La Historia como Clave de la Revelación

Cullmann desarrolló su teología en contraste con las visiones de otros grandes teólogos contemporáneos como Karl Barth y Rudolf Bultmann, quienes enfatizaban aspectos diferentes del mensaje cristiano. Barth tendía a ver la revelación de Dios como trascendental y supra-histórica, mientras que Bultmann promovía una interpretación existencial del evangelio, minimizando la importancia de los elementos históricos. Frente a estas perspectivas, Cullmann argumentó que la historia debía ocupar un lugar central en la teología cristiana, pues es en la historia donde se lleva a cabo la acción salvadora de Dios.

2. La Linealidad del Tiempo

Uno de los aspectos más destacados de la teología de Cullmann es su concepción del tiempo. En su obra "Cristo y el tiempo" (1946), Cullmann contrasta la visión cíclica del tiempo presente en algunas filosofías y religiones antiguas con la visión lineal que presenta la Biblia. Para él, el tiempo bíblico es lineal y progresivo, con un inicio en la creación y un fin en la consumación de la historia, marcada por la segunda venida de Cristo. Esta linealidad permite comprender la historia como un proceso con sentido y propósito, en el que Dios actúa y se revela.

3. Cristología e Historia de la Salvación

En "Cristología del Nuevo Testamento" (1957), Cullmann profundiza en el estudio de la figura de Jesús y su papel central en la historia de la salvación. Para él, la cristología debe partir de la historia concreta de Jesús, quien, aunque es un personaje histórico, trasciende los límites de la historia a través de su resurrección y su papel como mediador de la salvación. Cullmann enfatiza que el Jesús de la historia y el Cristo de la fe no son figuras separadas sino dos aspectos de una misma realidad que deben ser entendidos conjuntamente.

4. La Salvación como Proceso Histórico

En su obra "La salvación como historia" (1965), Cullmann argumenta que la salvación no es un evento aislado ni una experiencia meramente espiritual o atemporal. En cambio, es un proceso que se despliega a lo largo de la historia humana, desde la creación hasta la parusía (segunda venida de Cristo). Esta visión rechaza cualquier dualismo que separe lo espiritual de lo histórico y propone una teología en la que el actuar de Dios está intrínsecamente vinculado al desarrollo histórico.

5. La Escatología y la Esperanza Cristiana

Cullmann también exploró el tema de la escatología, es decir, la doctrina de las "últimas cosas". Para él, la historia humana está enmarcada por un futuro que ya ha sido inaugurado por la resurrección de Cristo pero que aún no ha alcanzado su plenitud. Esta tensión entre el "ya" y el "todavía no" es central en su pensamiento escatológico y refuerza la idea de la historia como un camino en el que los creyentes participan activamente en la obra de Dios, mientras esperan su cumplimiento final.

6. Relación entre Historia y Fe

Cullmann sostuvo que la fe cristiana no es simplemente una aceptación ciega de doctrinas sino una respuesta a la historia de la salvación revelada en los hechos de Jesús. La relación entre historia y fe es esencial, ya que, según él, los eventos históricos de la vida, muerte y resurrección de Jesús son los cimientos de la fe cristiana. Estos eventos deben ser comprendidos e interpretados en su contexto histórico para que puedan ser relevantes y significativos para la fe contemporánea.

7. Ecumenismo y Diálogo Interconfesional

Finalmente, Cullmann fue un defensor del diálogo ecuménico. Su trabajo buscó tender puentes entre diferentes tradiciones cristianas, especialmente entre el protestantismo y el catolicismo. Creía que la historia de la salvación debía ser un punto común que uniera a los cristianos de todas las confesiones, fomentando un entendimiento más profundo y una cooperación más estrecha en torno al mensaje del evangelio.

Fuente: Editorial Clie

sábado, 13 de enero de 2024

TEOLOGIA DE WOLFHART PANNENBERG

WOLFHART PANNENBERG (Stettin, 2 de octubre de 1928 - Múnich, 5 de septiembre de 2014).

Fue un teólogo protestante luterano alemán considerado como uno de los grandes pensadores religiosos del siglo XX que ha influenciado en el pensamiento religioso del mundo cristiano.

Nacido en Stettin (hoy Polonia). Estudió filosofía en Berlín y Gotinga, dedicando al cristianismo durante su tiempo allí. En Basilea (Suiza) estudió con Karl Barth y Karl Jaspers. Profesor de teología sistemática en Wuppertal, Maguncia y Munich, se dio a conocer oponiéndose al programa desmitologizador de su maestro Bultmann, afirmando que revelación e historia son categorías teológicas significativas y que la resurrección de Jesús es el eje sobre el que gira todo el cristianismo. Fue animador del círculo de teología de Heidelberg, orientado al estudio de los problemas históricos, porque una “comprensión de la revelación que la ve en contraposición al conocimiento natural, cae en el peligro de confundir la revelación histórica con un saber oculto y arcano de tipo gnóstico”, gnosticismo en el que indudablemente ha caído mucho del pensamiento religioso moderno.

Pannenberg se distancia de la tradición fideísta luterana en la importancia que concede al lugar de la razón en la teología, frente a teólogos como Paul Althus. El puesto de la razón en teología hace que ésta se pueda contemplar como una ciencia, recuperando así la gran tradición de la Edad Media, que juzgaba natural que la teología fuese la ciencia por antonomasia. La teología no puede ser ciencia en el sentido moderno de físico-matemática, pero sí en el de ciencia humana o del espíritu. Y es tan rigurosa y exigente en su método como las ciencias naturales. Dios, objeto del discurso teológico, es “la realidad que todo determina” y ninguna ciencia puede permanecer ajena a esa clave de lo real y del ser.

En la línea de Scheler, Pannenberg ha profundizado el carácter abierto del hombre, que reclama la existencia de una realidad transcendente que le colme. La vida humana, defenderá una y otra vez, está unida inextricablemente a lo religioso. “En todo lo que le acontece sobre la escena terrestre tiende el hombre a desbordarse escapando de todo, sin que nada pueda llenarlo radical y definitivamente” (Pannenberg). Esto evidencia la destinación del hombre a Dios, en una línea de razonamiento muy semejante a la de Agustín, y el "existencial sobrenatural" de Karl Rahne.

Fuente: Editorial Clie.

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domingo, 7 de enero de 2024